viernes, 19 de julio de 2013

Gitano

Observaba muy de cerca a la mujer mientras le acariciaba suavemente el sexo, sus labios temblaban. Los movimientos de la boca acompañaban en un ritmo perfecto el balanceo de los dedos del hombre...
La miraba fijamente, como queriendo encontrar en aquel temblor su rostro mismo, su reflejo, la huella que dejaría en su memoria el recuerdo constante del momento preciso...
Acariciaba el sexo femenino con suavidad, intentando hacerle el menor daño posible a su conciencia, no dejándose llevar por arrebatos de furia ni determinados instintos.
Y la observaba sin perder un detalle de los cambios en la intensidad de sus gemidos, moviendo los hilos que dibujaban curvas en su espalda, temblor en su lengua...
La respiración femenina comenzó a agitarse y el hombre lo supo, separó con destreza los contornos de la vida e introdujo sus dedos en ella con la mayor seguridad posible, amortiguando con precisión el dolor que él mismo había proporcionado con gestos inevitables.
Y la mujer se derramó en su mano, mientras la barba masculina le arañaba el cuello y el pelo largo del hombre ocultaba su rostro, a medida que el placer se acrecentaba y el gitano le mordía la cara, los ojos y la boca...