Voy a instalar la residencia de mis labios en tu ombligo. Dibujando con la punta de mi lengua su contorno...
Allí, donde se pierden batallas y la vida toma forma de hombre. Donde la piel reacciona lentamente al principio...
Bajaré lentamente hasta el vello púbico. Donde el simple roce de mis labios provoca el temblor...
Me perderé en el susurro de tu respiración agitada. Mordiendo tus caderas sin compasión. Alimentándome de tus gemidos...
Voy a instalar la residencia de mis labios allí. Donde sólo puedo llegar con la imaginación...