lunes, 21 de enero de 2013

A tres metros.

Sentada en el borde de la cama te observo recostado sobre el marco de la puerta, a tres metros de mi. Sólo tres metros separan tu necesidad de mis ganas, tres malditos metros distancian nuestros cuerpo unidos irremediablemente por el calor que desprende la habitación a oscuras, y las velas, no dejan de bailar sobre tus pupilas que brillan dándole resplandor a todo, a todo cuanto te ha traído aquí, a instalarte en el marco de la puerta.
Sé lo que buscas y cómo lo necesitas, lo sé, he soñado contigo en ocasiones...
Me gusta jugar con el collar de perlas atado a mi cuello, dejando que cada una de sus cuentas resbale por la piel hasta rozar cruelmente mis piernas, que se abren generosamente para ti, y tu visión, ahora mas selectiva, se centra en un solo lugar, mi sexo.
El calor que desprende tu cuerpo a tres metros de distancia inunda mis ganas de ti y la humedad se hace presente resbalando por la piel, inevitable llevarse las manos al sexo, echar la cabeza hacia atrás, jadear un instante y mirarte.
Tu mirada se torna desafiante, desprendiendo con cada gota de odio más y más humedad sobre mi sexo, y me toco, y me sigues tocando a distancia.
Me gusta verte así, enervar tu masculinidad jugando con la parte más peligrosa de tu anatomía, tu mente. Me gusta ver que comienza a molestarte el nudo de la corbata y pierdes el control.
Y me levanto, y me acerco, y te beso en los labios pasando mis dedos húmedos por tu boca.
Y recojo mi bolso, y me marcho.
Y la humedad permanece en la distancia...

jueves, 17 de enero de 2013

Quimera

En el momento de despojarme de todo envoltorio carnal te pido que seas inmisericorde. Que ahogues mi último soplo de aliento en tu saliva sin temor al dolor físico que nos acompañará en adelante. Déjame odiarse, déjame que el último resquicio de fuerza que me quede sea para soñarte un instante. No tengas piedad, mantén despierto mi celo constante, mantén tus ojos clavados en mi mientras me ahogo en tu humedad asfixiante.

martes, 15 de enero de 2013

Dolor placentero

He deseado que me hicieras el amor con una brutalidad tan absoluta que recordase tus dedos al día siguiente con cada movimiento.
He sentido tus manos alrededor de mi cuello y he jadeado con su sola visión.
He bajado a los infiernos y me he arrastrado a tus pies, cubierta del fango que tú has convertido en mi sustento.
He soñado, he luchado y he perdido las batallas más oscuras junto a tu masculinidad.
He naufragado y sobrevivido sin ti, y en cada uno de los rincones desde los que mi piel reclama tus manos te he buscado.
Te he deseado y odiado al mismo tiempo porque no sé hacer las cosas de otro modo, porque no me importa nada ni nadie, porque quiero sentir la presión de tus caderas en mi contorno.
Porque son tus dedos los que me producen el dolor más placentero jamás imaginable.
Porque quiero llorar y reír mientras la gente se pregunta por qué.
porque no quiero dejar de soñar que puedes existir, y prefiero imaginarte un instante, que vivir toda una eternidad sin haberte sentido...