"Tienes el pelo rizado y yo voy a convencerte de que no lo tienes" "¿qué me dirías?"
Su primer impulso fue llamarle gilipollas, pero necesitaba de su ayuda para obtener el fin que deseaba, así que mejor sería darle a entender que era estúpida y que él creyera que sus lecciones sobre psiquiatría la estaban impresionando enormemente.
Él conocía la teoría y ella la práctica, no era cuestión de hacerse daño si iban a trabajar juntos para hacer que aquella "enfermedad" degenerase del modo más correcto posible. En otras palabras, la comprensión y el cariño harían que todo transcurriese mejor, incluida la salud de ella. Sintió ganas de llorar pero se contuvo, lo ultimo que hubiera querido es que aquel tipo hubiera notado que era débil.
"Acuérdate de que tienes el pelo rizado y lo sabes, esta en tu cabeza, nadie podrá convencerte de que no lo tienes porque será una lucha inútil"
Salio de allí pensando que si no intentaba convencerla de que sus ideas no eran reales corría el riesgo de terminar peor que ella, pero, ¿qué coño importaba ya? No había vuelta atrás.